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Hace unos días leía el periódico que anunciaba la revolución civil en Egipto para derribar el régimen de su actual dictador. Desde entonces he estado siguiendo de cerca su desarrollo y el papel que las Redes Sociales cumplieron en lo que finalmente fue el fin del gobierno de Mubarak y de tantos años de represión. Mientras estudiaba el caso, estaba releyendo unos capítulos de “The tipping point” (fantástico libro de Malcolm Gladwell) y de repente, las ideas llegaron a mi con gran claridad y lo que sucedía en Egipto en esos mismos momentos, que parecía una situación irreversible, estaba confirmando nuevamente la teoría que dio nombre al libro.

El “Tipping point” viene a ser un punto a partir del cual una epidemia adquiere unas proporciones irrefrenables. Es, digamos, aquel punto en las curvas exponenciales a partir del cual la pendiente se acelera de forma desproporcionada.Y este fenómeno puede observarse en áreas tan variopintas como el desborde de una enfermedad que afecte a la sanidad de un país (ej. Peste negra en Irlanda, año 1348), la seguridad ciudadana (reducción de criminalidad en NYC en los 90’s), el éxito en la gastronomía (el restaurante que tiene cola situado junto a otro que está vacío) o la gestación de una revolución civil como está ocurriendo ahora mismo en Egipto y que ocurrió en Estados Unidos a principios del 1775, o en Latinoamérica a principios del 1800.

Pero yo estoy convencido de que esto tiene una raíz aún más profunda. Por ejemplo, recientemente leía los comentarios de un neurólogo-biólogo-nutricionista, quien comentaba que el sobrepeso se exponencia a partir de los 7/8 kilos “extras” – en relación a la masa corporal (IMC) – dado que los adipocitos (células encargadas de almacenar grasas) se parten en 2 y quedan duplicadas de por vida. De alguna manera, creo, estaba verificando que nuestro organismo es el primero en seguir la regla del tipping point. De forma similar, sabemos que cuando las células de un tumor cancerígeno comienzan su expansión (metástasis), las posibilidades de contenerlas son casi nulas. Lo que está sucediendo estos días en Egipto es una muestra más de este fenómeno epidémico que ha encontrado las condiciones perfectas para esparcirse hasta niveles difíciles de revertir, expandiéndose ahora a Libia, Marruecos, Qatar y quién sabe hasta dónde más… y lo que nos compete en materia de Redes Sociales, es entender de que han sido éstas las que han permitido alinear a gente de distintas provincias, edades, géneros y oficios, sobre una única idea: «Libertad».

Si utilizamos la teoría que desarrolla Gladwell sobre las causas que propician un tipping-point, consideraríamos el que se cumplan 3 reglas, en las que se aprecia el papel esencial que han cumplido las Redes Sociales. Estas reglas son:

1. La ley de unos pocos

Han existido unos pocos que orquestaron en gran medida esta revolución, y éstos han hecho uso de redes sociales como Facebook, Youtube y Twitter para hacerlo. Yo tengo identificados a los Mavens y los Connectors.
Mavens: Seguramente hubo muchos más que uno pero las miradas apuntan a Wael Ghonim (30). Este joven egipcio, Jefe de Marketing de Google para Oriente Medio, vivía en Dubai con su mujer americana y sus 2 niños, y luego de su viaje al Cairo para sumarse a las manifestaciones del 25 de enero fue detenido por 12 días por las fuerzas de seguridad egipcias. Tras esa experiencia, decidió hacer lo que mejor sabía, escribir sobre cómo se sentía y hacer uso de las redes sociales para llegar a otros que se sentían como él. Así fue como dedició crear la página en Facebook «We are all Khaled Said» http://www.facebook.com/elshaheeed.co.uk, en referencia al joven asesinado a golpes por la policía egipcia, adhiriendo más de 100.000 seguidores en una semana y con una intensa actividad en la que tunecinos y egipcios compartían sus ideas, sentimientos de furia y alienación, e iban creando una red afín a la r-evolución.
Connectors: Otros jóvenes que actuaron como verdaderos conectores, son Mona Seif y Gigi Ibrahim los que con los perfiles de Twitter @Gsquare86 y @monasosh (25 y 24 años) demostraron una verdadera capacidad de movilización. Los 2 estaban constantemente cerca de la acción e informaban como verdaderos periodistas ciudadanos al resto de pares que les conocían y seguían.

 

 

 

2. El factor inolvidable o pegadizo (del inglés, stickiness)

Las redes sociales permitieron mostrar sin tapujos las imágenes y vídeos de los maltratos, torturas, asesinatos (http://www.youtube.com/watch?v=JmFnY8bM6CE) y ataques represivos de todo tipo que las fuerzas tunecinas y egipcias ejercían contra sus pueblos. No he querido poner esas imágenes aquí porque pueden resultar demasiado fuertes para el lector.  Pero ciertamente calaron hondo en la gente, que reclamaba libertad, que quería justicia y que comenzaban a ver que cada vez más sus pares se comprometían a decir «¡Basta!» y lo manifestaban por todos los medios. La gente ya no lo ocultaba y se animaba a decirlo, a compartirlo, a gritarlo… y este mensaje tan sencillo motivado por las crueldades que el pueblo veía suceder, se volvió pegadizo y se esparció por las Redes Sociales al mundo.

3. El poder del contexto

Explicado por la indignación de un pueblo sometido al despotismo y la insensibilidad social del dictador Hosni Mubarak y su régimen represivo frente a la libertad de expresión, cuya policía había matado a golpes a un joven blogger pocos meses antes (Khaled Said). Además, el pueblo egipcio veía a sus hermanos tunecinos, días antes, levantarse en rebelión frente a sus gobernantes tras la inmolación del jóven Mohamed Bouazizi, en un acto desesperado ante las condiciones adversas que atravesaba su país. 28 días luego de que el pueblo tunecino tomase las calles, su presidente, Zine El Abidine Ben Alí, dimitió. Este contexto consiguió mezclar la tensión por vivir libres del pueblo egipcio, con la esperanza de conseguir lo mismo que sus vecinos.

Quizás estos temas debieran tratarse con menos simplicidad de lo que yo he, humildemente, intentado esbozar aquí. Pero de alguna manera quería mostrar que las Redes Sociales son mucho más que canales de ocio, y que su poder está demostrando ser cada día mayor como el que se demostró en Egipto y Tunez al volverse la piedra angular de revoluciones civiles.

Todo mis respetos a los pueblos tunecinos y egipcios; no solo han conseguido liberarse de una opresión sofocante, sino que han inspirado a mucha gente que sufre condiciones similares. Ojalá, este tipping point siga esparciéndose allí donde reine la tiranía en los gobiernos.

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