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Desde el principio de Internet, la información no es fácil de ser gestionada, siempre se ha necesitado un método que permitiera como mínimo organizarla. Por la propia naturaleza de Internet, no pueden existir grandes centros de información, es en si misma es una torre de Babel donde no pueden existir compendios, sino que se trata de una obra más allá de la cultura, el conocimiento y la opinión, es imposible de que exista un único sitio que centralice la información.

Los buscadores suplieron desde el principio la dificultad de no poder encontrar cada ínfima parte de conocimiento que vuelcan los usuarios, creando directorios de enlaces. Era una idea sencilla, un grupo de personas miraba y catalogaba a diario todas las páginas que encontraba sobre un tema.

Pero esto era excesivamente laborioso, se necesitaba un mecanismo automatizado, especializado en encontrar los conceptos que los usuarios de Internet demandan a diario. Así nació el modelo que ha revolucionado nuestras vidas: Google.

Es fácil imaginar que este buscador ya no es un simple listado de URL’s que contienen unas palabras clave. Este concepto sería inútil para satisfacer la demanda diaria de información de un solo usuario de Internet. El posicionamiento de los resultados depende de otros factores más allá de las palabras clave empezando en el posicionamiento en el mercado y terminando en la relevancia de la página, probablemente, y es una suposición, las páginas que participan en la competición están lo suficientemente estructuradas como para que la decisión de qué página es la primera en los resultados, no sea una cuestión tan secreta como la fórmula de la Coca Cola.

Sin embargo, si miramos la anatomía de una búsqueda en la actualidad, no le reporta al usuario una respuesta, sino una posibilidad. Cuando un usuario de Internet hace una búsqueda basada en una palabra clave, en realidad no obtiene una respuesta, sino un listado de posibilidades.

Un listado de posibilidades, quiere decir que el buscador no entiende lo que queremos encontrar. Hasta ahora, la búsqueda consiste en un cálculo de probabilidad sobre el interés que tiene el usuario en encontrar información, pero sin que éstas tengan un significado. Por ejemplo, si buscamos Barcelona, en ningún momento el buscador sabe que nos referimos a una ciudad, donde viven personas, se relacionan y hay una intensa actividad económica.

El primer indicio de esta evolución es que, al final de la página de resultados, tenemos una sección llamada “búsquedas relacionadas con Barcelona”, donde saparecen opciones bastante mejor relacionadas con las preferencias que el usuario puede tener al lanzar Barcelona como palabra clave. Esto nos indica que el buscador comienza a entender que Barcelona es una ciudad, que tiene una localización y que ofrece unos servicios determinados a sus habitantes y visitantes…, pero esto serían los primeros pasos.

Aún es posible que los algoritmos sean más complejos, y dejen de buscar en un índice basado en palabras clave, para convertir las palabras en entidades que tienen significado, y esto transformará la anatomía de las búsquedas, tanto en la lista de resultados como en la forma en cómo los usuarios tratarán de encontrar la información que desean.

Y no estamos hablando de ciencia ficción, es algo que puede tardar unos pocos meses en comenzar a funciona sin que nos demos cuenta. ¿esto afecta al SEO de mi página?, por supuesto, y de una forma dramática, especialmente cuando los usuarios del buscador comiencen a cambiar su manera de utilizar el servicio. De nuevo, el contenido toma más y más importancia

La búsqueda semántica refuerza el valor del contenido de calidad, pero de una forma diferente. Los cambios iniciados a mediados de 2011 (Panda) están focalizados en las palabras clave, mientras que una búsqueda semántica está focalizada en las relaciones que puede haber entre las palabras y su significado.

El impacto que tiene en la estrategia SEO esta diferencia, supone que el contenido que está expresamente orientado de una forma superficial a una tipología de búsqueda dejarán de estar presentes en la competencia por el posicionamiento, y terminarán desapareciendo de los listados. No habrá más contenido diseñado de forma específica para posicionarse.

Al final, la solución es simple: trabajar en un estándar de calidad de los contenidos, frente a la alternativa de caer en los resultados de búsqueda. Esto refuerza el SEO técnico y favorece el desarrollo de contenidos de calidad, algo que ya habíamos avanzado en artículos anteriores, así que no estamos hablando de una novedad, sino de una forma diferente de recibir tráfico en nuestras páginas Web y un adiós a todas las tácticas tradicionales de SEO, desde el intercambio de enlaces a los textos de relleno.

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