Érase una vez una campaña publicitaria muy notoria. Tan notoria tan notoria que rápidamente apareció publicada en muchos blogs, recogida en webs de publicidad e, incluso, algún que otro informativo se atrevió a hablar de ella.
El pastor al de un tiempo reveló la verdadera intención de la campaña, no se trataba de la benevolencia de un famoso jugador de fútbol. Ni mucho menos. El pastor reconoció que aquella campaña anunciaba realmente un nuevo depósito bancario. ¡Y ya van dos!
Unas semanas más tarde el pastor volvió a la lanzar otra campaña publicitaria. Esta vez se metía con el mismísimo Dios. Al igual que con la anterior, el pastor consiguió que todo el mundo hablará de ella. Incluso unos tipos muy religiosos se enfadaron un poco y sacaron su propia contracampaña. Por supuesto también salió en lo medio.
De nuevo el pastor desveló la verdadera intención de su campaña: publicitar una escuela de creativos.
Como veía que a la gente le gustaban sus historias siguió adelante. Pronto volvió a gritar «¡sé por qué se quemó el edificio Windsor!» Todos le prestaron atención y vieron sus vídeos.
De nuevo otra mentira.
El pastor era lo más in del momento. Siempre inventando historias y haciendo que la gente estuviese pendiente de ellas.
Hasta que un día el pastor dijo a todo el mundo que había visto un elefante volando.
Nadie le volvió a creer jamás.
4 Comentarios
Me he permitido la liberta de tuitearlo… Grande!
jajajajja… muy bueno!!!
Suerte!
jejeje… Muy muy sutil, me gusta…
Ahora bien, hay que tener en cuenta que la viralidad por «verosimilitud» es solo una de las vías
Un saludo a los Apasionados del Marketing…
La verdad es que con la del elefante se les fué la mano 🙂
Muy buen post Isusko!
Slds.
JC